Bruno Lima fue el máximo anotador en el triunfo ante Rusia. Sus papás Sergio y Mariela, desde Río, cuentan el momento.
Todo deportista, siempre, practique el deporte que sea, sueña con llegar a un Juego Olímpico. Ese sueño lo está haciendo realidad Bruno Lima. El sanjuanino, a sus 20 años, está viviendo el momento anhelado en su debut olímpico.
Lo demostró ayer, siendo el máximo anotador en el histórico triunfo ante Rusia, en lo que significó el segundo duelo de la Selección argentina de vóleibol en los Juegos Olímpicos. En medio del delirio que vivió el ‘Maracanazinho’ estuvieron sus papás: Sergio y Mariela.
“Esto uno lo esperaba desde chico y disfrutarlo ahora es increíble. Estos son los Juegos Olímpicos y hay que darlo todo”, contó el protagonista en una nota radial que realizó Antena Uno.
“Es una locura. No hay palabras para describir lo que estamos viviendo”. Con esas palabras trató de describir el presente de la familia Lima, Sergio, papá de Bruno, vía telefónica en una nota exclusiva Él, junto a su esposa Mariela, llegaron anteayer a Río para estar más cerca de su “regalón”.
Para sus padres, que fueron el impulso principal para que Bruno comenzara desde muy pequeño en Obras, este momento los hace desbordar de emoción. “Es algo increíble. Lo único que hago es llorar todo el tiempo”, expresó Mariela, la mamá.
Y no es para menos. El menor de los Lima está haciendo realidad el sueño que imaginó cuando apenas tenía 6 años.
“Un día volvió del club y me dijo ‘Mamá, quiero vivir del vóley cuando sea grande’, le dije que lo primero era la escuela y nunca tuve que quejarme por nada”, contó Mariela, recalcando que Bruno terminó los estudios primarios y secundarios “en tiempo y forma”, siempre sin problemas y sin adeudar materias.
Y su papá agregó que una vez viajó desde marzo hasta agosto en una extensa gira con la Selección argentina menor, pero cuando volvió se puso al día con los estudios y completó el año como si nada hubiera pasado. “Siempre fue así. Aunque tuvo como prioridad el vóley, nunca descuidó la escuela”, insistió.
El matrimonio llegó el lunes por la tarde y se instaló con un grupo de amigos en un departamento de Copacabana, a cuarenta minutos de la Villa Olímpica. El primer contacto de Bruno con sus progenitores se dio ayer, cuando el equipo salió a la cancha. “Desde que nos vimos, yo empecé a llorar. Son instantes que no te olvidás nunca más”, sostuvo Mariela.
Ellos, al igual que otros sanjuaninos que viajaron para alentar a Bruno, vivieron el partido con gran intensidad en el Maracanazinho.
El contacto cara a cara recién se dio apenas terminado el juego. “Se acercó y nos decía ‘gracias, gracias’ y lloraba. Fueron menos de diez minutos el ratito que estuvimos con él, pero tratamos de aprovecharlo al máximo”, contó Mariela. Y Sergio, quien fue jugador, árbitro y técnico de vóley, dijo que también charlaron del partido ante los rusos en el que Bruno aseguró que “el grupo está muy fuerte y motivado”.
Otra vez notoriamente emocionada, Mariela contó: “La familia está feliz. Bruno siempre fue el regalón, los ojos de su abuela. Aunque ella ahora por el alzheimer que padece no lo puede disfrutar como él quisiera”. Por lo pronto los Lima disfrutan el momento. Saben que el sueño de ese pibe que creció en el Barrio Hualilán, ya se hizo realidad.
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